Hoy sería el cumpleaños 64 de Carrie Fisher, celebro recordando su batalla contra la depresión y la adicción a las drogas.

El 27 de diciembre de 2016 se apagó una de las voces más estridentes de la galaxia. Carrie Fisher, mejor conocida por interpretar a la princesa y generala Leia Organa en el universo de Star Wars, murió en un hospital en Los Ángeles, California, tras sufrir un infarto durante un vuelo comercial en el que regresaba de su gira literaria por Europa. Además de actriz, Fisher fue escritora y comediante y usó esas plataformas para hablar abiertamente de su batalla con el desorden bipolar y contra la adicción a las drogas.

Meses después de su fallecimiento, el reporte forense hizo público que en el organismo de Carrie Fisher había restos de cocaína, heroína, otros opiáceos y MDMA. No pudieron determinar si estas drogas tuvieron un efecto directo sobre su muerte, pero su hija Billie Lourd dijo en un comunicado a la prensa que su madre “luchó con la adicción a las drogas y con enfermedades mentales toda su vida y al final murió por ello”.

Carrie Fisher era amada y admirada por millones alrededor del mundo, principalmente debido a su papel como Leia en Star Wars. Sin embargo, una de las cualidades que la hicieron entrañable hasta para quienes no se interesaron en la franquicia galáctica fue su franqueza. Fisher no le tuvo miedo a decir las cosas con todas sus palabras, las buenas, las malas y las incómodas. Por eso recuerdo a esta princesa, a esta generala, en el que hubiera sido su cumpleaños 64, con las lecciones que nos dejó acerca de cómo cuidar de nuestra salud mental.

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“El resentimiento es como beber veneno y esperar que la otra persona muera”. En sus memorias Wishful Drinking, Carrie Fisher habla sobre cómo para poder seguir adelante hay que aprender a perdonar. Guardar rencores solo afecta a la persona que los siente y no a quien se le está deseando el mal.

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“No tiene que gustarte mucho de lo que haces, solo tienes que hacerlo. Puedes dejar que todo se desmorone y sentirte derrotada y desesperanzada y que no te queda más. Pero si te acercas a mí, eso implica valentía. Construye a partir de eso. Muévete a través de esos sentimientos y alcánzame del otro lado». Para Carrie, mejorar la salud mental es un proceso que a veces requiere de pasos chiquititos que poco a poco te ayudan a avanzar.

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“En mi opinión, vivir con Síndrome Maniaco Depresivo requiere de una tremenda cantidad de huevos. No es muy diferente de una gira por Afganistán (aunque las bombas y balas en este caso vengan de tu interior). A veces, ser bipolar puede ser un reto que te consume por completo, requiere de mucho aguante y mucho más valor, así que si vives con este padecimiento y funcionas de la manera que sea, es algo de lo que sentirse orgulloso, no avergonzado. Deberían darnos medallas con la medicación».

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“Sin medicamentos no sería capaz de funcionar en este mundo. Los medicamentos me permiten ser una buena madre, una buena amiga, una buena hija». Fisher no temía hablar sobre su necesidad de tomar medicación para mantenerse en buen estado mental, ella predicaba con el ejemplo en ese sentido: si tomarlos te ayuda a controlarlo, está bien aceptar que necesitas ayuda médica.

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“Si sientes que tu hijo o tu amigo o tu pareja muestran signos de esta enfermedad puedes ponerlos en contacto con alguien con quien puedan hablar y compartir su experiencia y no solo sentirse como que les dicen que están mal o que son malos o estúpidos, entonces podrán empatizar». El consejo de Carrie para las personas que no viven con padecimientos mentales es ser aliadas y apoyo para quienes sí los sufren, pero siempre desde un lugar de comprensión y empatía y no de juicio.

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“Nos han otorgado una enfermedad retadora y no tenemos más opción que enfrentar esos retos. Piensa en ello como una oportunidad para el heroísmo. No el ser heroico como ‘sobreviví a un ataque en Mosul’, sino supervivencia emocional. Una oportunidad de ser un buen ejemplo para otras personas que compartan nuestro desorden». Fisher tomó estas palabras muy en serio pues con su comedia y su escritura se dedicó a decirle a otras personas como ella que no estaban solas y que sí se puede sobrevivir a estos padecimientos.

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“Una de las cosas que me asombra es cómo puede haber tanto estigma en lo que se refiere a la salud mental, especialmente al desorden bipolar”. Es importante hablar de salud mental: de lo positivo y de lo negativo, para que mientras más abiertamente se toquen estos temas se vuelva más fácil para las personas que viven con ellos decir “Estoy aquí, necesito ayuda” o “Estoy aquí, ¿cómo puedo ayudarte?”.

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“He aprendido a celebrar mi vida, a abrazarla. Si tengo problemas, los problemas no me tienen a mí. No son algo de lo que deba avergonzarme”. Carrie vivió intensamente hasta su último día y no dejó que su salud mental fuera la cosa que la definía como persona.

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“Si eres maniaco-depresivo y estás funcionando en este mundo y haciéndolo bien, ¡wow! Deberías sentirte orgulloso de poder decir ‘Esto es lo que estoy atravesando ahora’”. Ayudarse a sí mismo no está mal, hay que abrazar cualquier detalle positivo para usarlo como escalón para salir del agujero.

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“No siento estar particularmente jodida. Siempre he sido muy cuerda acerca de mi locura”. Para Carrie Fisher, una de las cosas más importantes era estar consciente de su situación para poder enfrentarla. Así como nunca endulzó sus palabras hacia los demás, no se engañó a sí misma acerca de cómo se sentía.

Después de su muerte, los fans de Carrie Fisher encontraron una forma luminosa de rendirle tributo: cubrirse de diamantina, como hacía Carrie para sentirse mejor cuando estaba triste. Aunque su voz ahora descanse en silencio, la determinación y ácido optimismo de Carrie le sobreviven a través de sus escritos y sus películas. Su Fuerza siempre estará con nosotros.

Una versión de este texto fue publicada originalmente en diciembre de 2018 en mexico.com

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